Vivimos tiempos difíciles, grandes compañías, fusiones, ventas, macrooperaciones financieras.
En nuestro sector, el de la Prevención de Riesgos Laborales, no nos íbamos a librar, y los que ya llevamos unos cuantos años en esto (19 en mi caso), hemos visto nacer la Ley de prevención de riesgos laborales allá por el año 95 (“Ya ha llovido”), y posteriormente el Reglamento de los Servicios de Prevención.
En este artículo, mi única intención es meramente hacer una pequeña síntesis de la evolución de este sector, que hoy en día muchos desconocen, confundiendo a menudo la prevención con las mutuas, los accidentes con las enfermedades etc.
De una forma muy esquemática os intento explicar la evolución del sector:
Como habéis podido observar en el esquema, empezamos con un sistema de prevención basado en un derecho de los trabajadores, integrado en el servicio que daban las mutuas en su día, al fin y al cabo, nadie quiere que un trabajador sufra daños, o prestaciones por incapacidad temporal, que por otra parte también es un coste y alto para la Seguridad Social, y al final nos perjudica a todos, obviamente empezando por el accidentado.
Posteriormente, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, decidió que los Servicios de Prevención de las mutuas no eran rentables y la Seguridad social se lo quiso “quitar de encima”, privatizando el sector con el famoso “desenganche de las mutuas” y los servicios de prevención.
¿En qué consistía esto del “desenganche”?; hasta la fecha, los recursos destinados a la prevención se sufragaban con gasto público de las mutuas, técnicos, instalaciones, equipos, se decidió crear sociedades paralelas con cuentas independientes, de tal manera que los servicios de prevención se financiaran única y exclusivamente de los importes abonados por las empresas cliente de forma privada.
Esta evolución “natural” llevó a que estos servicios de prevención “desenganchados” de las mutuas se hicieran inestables en su rentabilidad y poco a poco se fueron vendiendo a otras compañías privadas, hasta llegar a la actualidad donde, (en mi opinión), el sistema se ha colapsado entrando a operar en el mercado grandes compañías que se han dedicado a comprar servicios de prevención en quiebra o semiquiebra técnica. “Objetivo, comprar barato, reestructurar y vender caro”.
Reflexión; en muchos casos se trata de grandes grupos hospitalarios, laboratorios, empresas del sector de las energías, empresas que nada tienen que ver con la prevención, no llevan la prevención en su ADN.
Y con este “rollo” que os estoy contando, quien se queda en el camino, pues los de siempre:
- Muchas veces, personal de los Servicios de Prevención que hacían su trabajo en seguridad laboral formidablemente y que, como ya no son rentables, se despiden.
- Empresas que tienen contratos de prevención con las respectivas empresas de prevención, que se subrogan unas otras, “pagando al final cuotas” como si de “un impuesto se tratara” y no obteniendo servicios de calidad en materia de PRL, y en muchos casos, ni tan quiera ningún servicio.
- Y por último, los trabajadores que al final de la cadena, trabajamos de una forma precaria, sin formación, vigilancia de la salud, condiciones de seguridad, evaluación deficientes de nuestro puestos de trabajo, etc.
En síntesis y siempre bajo mi opinión, un cóctel muy peligroso, operaciones financieras en grandes compañías que irrumpen en el sector, pagos por parte de pymes para una prevención que no reciben, trabajadores accidentados o con condiciones de trabajo nefastas.
No es mi intención deprimir a nadie, y si bien es cierto, arrojando un poco de luz, de un tiempo para acá, tanto inspección de trabajo como Seguridad Social, cada vez más, están por la labor con diferentes campañas y herramientas que están desarrollando, de que las pymes de este país integren la prevención de riesgos laborales en la empresa, que se asuma por la empresa, que no se externalice este servicio.
¿Por qué pagar por algo que puedes hacer tú de una manera eficaz, y sencilla?
Solo nos queda esperar a que alguien se dé cuenta, que el sistema así no funciona y que perjudica a “casi todas las partes”.
En mi opinión esto solo lo cambia un cambio legislativo que vuelva a regular este servicio como se merece, derechos para los trabajadores y empresarios que levantamos cada día nuestras empresas.
¿Y tú, que opinas?